La prisión preventiva de la exalcaldesa de Maipú, impone un estándar impecable y de los más altos en la gestión de Vodanovic, el alcalde. Principalmente porque, como querellante, las autoridades del municipio maipucino se obligan a no actuar siquiera con un atisbo de falta de probidad. Lo complicado de este actuar impecable, es que necesariamente los alcaldes no tienen un completo control respecto de sus directivos, incluso de aquellos subalternos que cumplen labores funcionarias sensibles en la gestión municipal de cada día.
Todas las autoridades electas, cuando hacen campaña, prometen «meter las patas, no las manos» y la bandera de lucha de la gran mayoría es terminar con la corrupción.
En 2012, el exalcalde Torrealba, encaraba ante la ciudadanía (en un seminario de L&D) la mala evaluación de la gestión municipal y señalaba que «luchar contra la corrupción era el único camino». Su historia terminó como todos sabemos.
En el caso de Maipú, el estándar de probidad se lo autoimpuso el propio alcalde reelecto, lo complejo es que muchos de los errores no forzados (los cuales muchas veces son constitutivos de delito) en la gestión municipal, no son solo resorte de los ediles y son los propios alcaldes los que deben responder ante las instancias correspondientes.
COLUMNA DE OPINIÓN
Los desafíos de la gestión municipal en Maipú
13 Nov, 2024
Miguel Caniuqueo Cabrera
Fundador de www.compraspublicas.cl